jueves, 14 de julio de 2011

Lastimarse Inconcientemente - Capitulo 02



Lastimarse inconcientemente, ¿para encontrar? ¡Que!

Al quitarme los lentes, pierdo la capacidad total de ver y enfocar bien las cosas, no estoy ciega, pero mas que nada quiero nublar mi visión para no dañarte, si logro fallar, será lo mejor.

Quiero desfogar toda mi furia en ti, pero a la vez no. Quiero sentirme bien y tranquila, pero en estos momentos es demasiado complicado

Mi mente y mi cuerpo trabajan muy a parte de mi razón, aunque me quisiera detener, por ahora es imposible, si lograra hacer algo que no quiero, no me lo perdonaría jamás.

Mis movimientos a gran velocidad, la adrenalina me dice que esto es lo máximo, siento una mezcla de placer y miedo, hace tanto que no me esforzaba por algo, se siente increíble y a la vez horrible.

Esta habitación nos transforma, nos permite liberar toda esa energía negativa que uno siempre tiende a acumular al paso del tiempo. Es refrescante, es intensa, uno incluso podría perderse al liberar tales pensamientos y ser una persona completamente diferente.

Mis ojos están más firmes a pesar de no enfocar bien, siento que soy un animal buscando la oportunidad perfecta para saltar encima de mi presa. Está arma, la siento perfecta, ya que solía seleccionarla en un personaje de videojuegos del Playstation, me ayuda no sólo a mantener mi distancia, también a evitar esas flechas que no se, pero podría confundirse con una lluvia de meteoritos.

Izquierda, derecha, hacia atrás, salto y de nuevo a la derecha, siento que hago una danza especial, esquivo y evito aquella excelente puntería, es que como si me enfrentara a una profesional, me siento como la manzana que Guillermo Tell se disponía a disparar. Si soy la manzana, pues tendré que hacer un cambio a la leyenda, porque si termino como ese fruto, esto habrá terminado antes de empezar.

Su mirada es particularmente diferente, se ve más decisiva de lo normal, esta vez parece que su verdadero “yo” está liberado, si me preguntan a mi, ¡ya era hora!, es tiempo de sacarle provecho a este juego tan alucinante.

Quiero hablar, pero no puedo, mi boca se abre pero no consigo liberar ni una sola palabra, solo el instinto de moverme es lo que está activo, solo eso y nada más.

Me caigo y me vuelvo a levantar, quiero expresar lo que pienso y todo lo que hago es gritar y atacar, pienso, pienso pero no actúo, necesito dominarme a mi misma, antes que me pierda por completo. Creo que necesito ayuda, ¿cómo pedirla sin poder hacer señal alguna?



– Elisa, busca dentro de si lo nuevo que está experimentando, su razón va desapareciendo, y sus actos son mas violentos. Que se puede hacer.



Apunto, esquivo, saco otra flecha y continuo, se que ella no llegará a acercarse más de lo que ella misma puso su límite. Ella no me lastimara, sabe que no puede, si me aprovecho de esto, podré concluir todo. Es una bajeza de mi parte, lo admito, pero no logro ver otra salida.

Mi mente se siente confusa, mi corazón se siente acelerado, emocionado todo esta intenso, este lugar no es del  todo mal, lo único es que, no podemos parar, si deseo hablar no es posible, todo transcurre por mi mente, solo mis movimientos y mi instinto no racional se refleja, pero quiero decirle ¡basta!, quiero decirle abandona esas ideas absurdas y que se limite a aceptar la realidad, ¡yo no soy nada especial! para que ella este llegando a ese extremo.

Porque tuvo que tener esa obsesión hacia mí, no quiero sonar de nuevo egocéntrica, pero es así, ella misma lo admitió hace tanto tiempo, recuerdo que ella me pidió disculpas, pero yo para no hacerla sentir mal, también le pedí disculpas por no haber sabido actuar ante tal circunstancia. No debí haber pedido perdón, no fue mi error. Si cometí fallas, fue antes de eso, mucho antes. Pero he dejado tanto tiempo en espera a corregir a esas fallas, que ahora seria inútil hablar de ello.

Se que ahora me odia, y no la culpo, la abandoné en una parte critica de su vida, aunque le diga “te entiendo”, la verdad que no es así, es difícil cuando uno experimenta esa clase de sufrimiento tanto físico como mental. Se que, jamás me disculpe como debería, y se también que debí haber hecho tantas cosas que, ciertamente me las reclamó pero yo para variar preferí hacer oídos sordos del asunto. ¿Cuando cambiaré eso de mi?, necesito afrontar las cosas, por mas insignificantes que sean. Ella esta en su derecho, pero aun no estoy lista para dárselo.


– Elena, discutiendo con ella misma de nuevo. Por primera vez siente la necesidad de querer decir lo que siente.

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